Este texto forma parte de la primera edición del VideoClub, una actividad de ClubStack.
Elegimos una película y escribimos. En esta edición vimos Past Lives (2023).
Puedes leer las reseñas de cada uno de los participantes:
Lucifer / bárbara wenner / Una / Luwsletter / dafne Ross / Diego Castaño / Yamii☕️ / Myrita 🧁/ HG Marteen / Mar Mioni / chiara / Elena González de Sande / «Ay, [dito] Yorick!» / Una neurona en fuga / Egli ✒️ / Tamara / Andrea / Jos Carpio / Valentina Mandel / Jose O -outsider- / Gil Hdez / Maximiliano Bustamante / Sofía Martín Jiménez / Nada Serio / Mafer / Augusto Pérez / Mesa Chica
Las inscripciones están abiertas. Para participar, mandale un mensaje privado a lxs coordinadores: Augusto Perez y María Roques de Borda. Todos/as son bienvenidos/as!
Mi reseña:
Cuando vi que la película Past Lives había quedado, por elección del club, como la primera con la que empezaríamos estas reseñas, debo admitir que me sentí fastidiado. Desde que la vi hace dos años, no me gustó ni me disgustó; pasó a través de mí sin pena ni gloria. Sin embargo, pensé que tal vez con una segunda revisión mi opinión podría cambiar.
La primera vez que la vi, venía siguiendo la bola de nieve de comentarios positivos sobre el film. Mis expectativas crecían con cada reseña que decía que era lo mejor del cine de ese año, que su directora prometía, que era una película que dolía. Entonces, emocionado, la vi… y me aburrí a los treinta minutos. Ese aburrimiento se mantuvo hasta cerda del final.
Si somos honestos, la película no nos cuenta la historia de lo que pasó ni de lo que está pasando, sino de lo que pudo ser y no fue. Y aunque entiendo que este tipo de narrativa puede resonar profundamente para miles de personas, a mí no me afecta en lo más mínimo. Quizás porque llevo más de diez años interiorizando, como dice Drexler: “Todo tiempo pasado es peor, no hay tiempo perdido peor que perdido en recordar”. Es por eso que, cuando tratan de conmoverme con historias románticas que no pudieron ser, simplemente me resultan indiferentes.
Una vez explicado mi prejuicio hacia la temática del film, puedo pasar a hablar de todo lo que esta segunda revisión me hizo apreciar. Primero, las interpretaciones. Me gusta mucho la actuación de Greta Lee. Recuerdo que la primera vez que vi la película, por ese mismo tiempo la veía en The Morning Show, y luego verla en este papel me demostró el rango que tiene como actriz. Su trabajo aquí es sutil, contenido, pero cargado de emociones que se perciben incluso en los silencios.
Segundo, la dirección. Esta es, sin duda, una película de autor, un film artístico porque se percibe la mano de la artista que lo construyó. No se siente interrumpido por estudios ni por productores; se siente como una expresión sensible de una creadora, en este caso, Celine Song. Y para ser su Ópera Prima, es decir, su primera película, sin duda es meritorio. Para bien o para mal, es un film enteramente suyo, con todo lo bueno y lo malo que eso puede acarrear. Entre lo bueno, destaco una perspectiva única cargada de simbolismos visuales. Entre lo malo, en mi opinión, hay momentos demasiado contemplativos que ralentizan la historia y no la dejan avanzar.
Tercero, y tal vez lo mejor: el final. Para mí, el film flaquea en la mitad, pero cierra con potencia. No pretendo spoilear a nadie que todavía no haya visto la película, pero ese cierre está muy bien pensado. Me atrevería a creer que Celine Song tenía clara la premisa y el final desde el principio, y que el desarrollo de la parte media fue tomando forma después. Ese desenlace, cargado de emociones y significado, es lo que hace que la película se quede contigo, incluso si el resto de la experiencia no te impactó tanto.
Past Lives es una obra de arte, y como toda obra de arte, puede ser apreciada o juzgada. Entiendo a quienes la aman, entiendo a quienes la odian y entiendo a quienes, como yo, les da igual. Pero ante todo, respeto la valentía de contar una historia que se siente tan personal, cargarla de simbolismos visuales y transformarla en una pieza audiovisual que permite a miles de personas tener una conversación al respecto. Siempre respetaré el oficio del artista, y esta película me lo recordó.
PD: Como dato curioso, ¿sabían que Celine Song está casada con un guionista blanco, al igual que la protagonista de la película? Además, su esposo es el guionista de Challengers y Queer, ambos dirigidos por Luca Guadagnino. Aunque personalmente aprecio más la escritura de su esposo que la de ella, espero que Celine me calle la boca con su nuevo film, que se estrena este año.
Me encantaría conocer tu opinión sobre esta película o que me cuentes cuáles son esos films que te han dejado completamente indiferente, esas películas que ni amas ni odias, que viste y no provocaron ninguna emoción en ti. Déjame un comentario para descubrir qué tan diferentes o similares somos. ¡Nos vemos mañana!
Te quiero mucho,
Antonio
Bueno, está bien que no te identifiques con una escritora mujer, así nos sentimos nosotras durante años. Ya era hora de que contaran historias en las que si nos podemos sentir identificadas y representadas. Gracias por recalcarlo.
Yo lo veo justo al revés…
creo que la película no habla de lo que no fue,
sino de lo que sí fue y tenía que ser.
Cuenta la historia de lo que pudo ser
y fue —aunque no de la forma que queríamos,
ni nosotros ni los personajes.
Cuando conectas con el Inyeon,
te das cuenta de que hay encuentros que no buscan quedarse,
sino recordarte quién eres.
Igual, es súper válido tu punto de vista.
Estoy de acuerdo en que hay películas —y hasta libros—
que simplemente no nos llegan.
Escuché tu reseña en IG y me di cuenta de que mantienes cada palabra.
¿De verdad le diste otra oportunidad, la viste con otros ojos…
o te quedaste con esa primera impresión desde la primera vez?
Un abrazo.
Pd: ¿Ya eligieron la próxima película? Me gustaría unirme.